Existen dos sectores de los que nadie duda que van a ser motores de multitud de iniciativas y que se espera que generen grandes inversiones en los próximos años. Estos sectores no son otros que el famoso 5G, del que ya hemos hablado en otra ocasión, y el despliegue de los puntos de recarga para vehículos eléctricos, del que nos ocuparemos en este artículo.
Vamos a situar un poco en qué consiste este mercado de las electrolineras.
En España existen actualmente unas 11.600 gasolineras para dar servicio a más de 34 millones de vehículos matriculados de todo tipo.
Si bien el incremento de las ventas de vehículos eléctricos crece a un ritmo de un 90% anual, todavía estamos por debajo de 100.000 vehículos de estas características. Actualmente se venden unos 10.000 vehículos eléctricos por 1,2 millones de vehículos de otras tipologías.
Los combustibles fósiles desaparecerán en los próximos años y esta tendencia provocará, por sí sola, que muchos de esos 34 millones de vehículos vayan siendo sustituidos por otras tecnologías, fundamentalmente por los vehículos eléctricos. Otro punto que va a favorecer su crecimiento es que muchas ciudades limitan circular por sus núcleos urbanos a vehículos contaminantes y, si a todo esto sumamos que el gobierno quiere impedir la venta de coches no eléctricos para 2040 e impedir su circulación para el 2050, nos encontramos en un momento histórico de transformación que producirá un vuelco en lo que hasta ahora hemos conocido con los repostajes de los vehículos de combustión.
Incrementar el despliegue de infraestructuras de recarga
No obstante, para que esta revolución pueda producirse se tienen que desplegar una serie de infraestructuras que permitan la recarga de estos vehículos.
Hasta ahora, en el momento en que iniciamos un viaje no nos preocupamos de cuándo ni dónde tendremos que repostar, ya que estamos acostumbrados a que cuando tenemos la necesidad de combustible, en pocos kilómetros lo podemos hacer, debido a la gran capilaridad de gasolineras existentes a lo largo de toda la geografía.
Con los vehículos eléctricos, por lo menos en los primeros años, nos acostumbraremos a planificar nuestros viajes previendo dónde vamos a parar a cargar nuestro vehículo. Dónde pararemos a tomar un café, comer o dormir, confirmando de antemano que esos lugares cuentan con métodos de repostaje apropiados para nuestros vehículos.
Los datos que actualmente se ofrecen sobre el nivel de desarrollo del sector son confusos y depende mucho de la fuente de la que se obtenga la información.
Para que nos hagamos una idea de la magnitud del crecimiento del sector, se estima que se necesitan unos 3 millones de puntos de recarga para 2030 entre particulares y públicos. Actualmente existen unos 10.000 de todas las tipologías.
Algunas compañías energéticas lanzaron el año pasado ambiciosos proyectos. Iberdrola se comprometió a implantar 150.000 puntos de recarga, con una inversión de 150 millones en 5 años. Por ahora, dispone de 600 colocados en vías públicas. Endesa se fijó como meta colocar 8.500 puntos de recarga en las principales autopistas y autovías de España antes del año 2023 y ya ha instalado 2.000. Su plan recoge inversiones por más de 65 millones de euros. Por su parte, Repsol tiene ya implantada una red de 250 puntos de recarga, la mayoría en sus estaciones de servicio. Entre ellas, 50 son de carga rápida y 2 ultrarrápidas.
España se encuentra a la cola de Europa en la instalación de cargadores para vehículos eléctricos, tanto en las vías públicas, como en los domicilios particulares. España se posiciona, sobre una base de 100, en 17,1 puntos, a mucha distancia de otros países como Noruega, que encabeza el ranking con 260,8 puntos, o los Países Bajos (124,8 puntos), que está llevando a cabo un importante despliegue de infraestructuras de recarga rápida, según recoge El Barómetro de la Electro-Movilidad, elaborado por la patronal de fabricantes de coches Anfac.
Falta de estándares en los conectores de recarga
En los procesos de nacimiento de nuevas tecnologías se producen cambios constantes en los diseños y especificaciones de los diferentes equipamientos y el sector del vehículo eléctrico no es ajeno a estos vaivenes.
Para empezar, existe un proceso constante de cambio en las baterías de los vehículos que es una de las piezas más influyentes en todo el proceso ya que en función de su eficiencia, seguridad, dimensiones o pesos se producen modificaciones sustanciales en el diseño del propio vehículo, su autonomía, o en los modos de conducción, entre otras muchas características.
Como dato podemos indicar que la capacidad de una batería de un coche eléctrico es desde 22 kWh (hace 3 años) a 100 kWh (el Tesla más potente). Los nuevos coches de gama media tienen 40 kWh de capacidad (futuro 60 kWh) y desde 250 km (40 kWh) a 400 km reales de autonomía (60 kWh).
Otro de los problemas que se dan en estas nuevas tecnologías es la falta de estándares en los conectores de recarga de los vehículos. Este hecho ya sucedió en el inicio de los teléfonos móviles, cuando cada fabricante tenía su cargador con su clavija específica y con el tiempo fueron imponiéndose el de Apple y el micro USB y recientemente el USB tipo C.
En el mundo de los cargadores eléctricos ha sucedido lo mismo. Cada fabricante ha desarrollado su vehículo con su forma de recarga. Inicialmente en Francia y en Italia usaban el que se denomina tipo 3, pero han sido sustituidos por el tipo 2 o Mennekes, que parece que es el que adquiere más relevancia en el mercado europeo. Existen, además, otros como el tipo 1 o Yazaki (mercado americano), el Shuko, el CCS Combo o el Chademo japonés.
El ‘Know how’ de Ezentis al servicio del despliegue de sistemas de recarga eléctrica vehicular
Ezentis ya ha puesto su primera piedra en este complejo mercado, desplegando electrolineras en provincias como Orense, León, Zaragoza y Teruel.
Dado el Know-how del grupo, no se trata de obras complejas para sus técnicos, ya que son similares a las que históricamente lleva a cabo la compañía: instalación, operación y mantenimiento de infraestructuras de redes de telecomunicaciones y energía. Estas actividades se basan principalmente en realizar una pequeña canalización para el tendido eléctrico entre el cuadro eléctrico, donde se engancha con la operadora, y el propio equipo dispensador de energía, al que previamente se le realizará una bancada para su anclaje. Tanto la parte de bucle, con las canalizaciones, como la parte de NRO, con las adecuaciones de sites, son tipologías de obra habituales en los desempeños de ambas secciones.
En Ezentis estamos preparados para convertirnos en un actor de referencia en el despliegue de sistemas de recarga eléctrica vehicular, un sector que, sin duda, crecerá de forma espectacular en los próximos años.
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